No tanto, no tanto. Hasta
La dolce vita su cine se puede considerar "realista" hasta cierto punto. Luego, ciertamente, Fellini va personalizando cada vez más sus películas, sacando el material de sus recuerdos (convenientemente fantaseados), de sus sueños, en definitiva de su fértil imaginación. Pero no creo que sea necesario un "manual de instrucciones", precisamente porque no hay clave interpretativa, no hay misterio que desentrañar. Hay que dejarse llevar por el flujo de sus imágenes, y poner en marcha la imaginación de cada cual. Con la ayuda de la sublime música de Nino Rota, la experiencia es de una riqueza difícilmente comparable.
A mí me atrapó ya de niño, en tiempos de una TVE que era para muchos el único canal (yo era de los que no tenía UHF), en una emisión nocturna de
La Strada (título que, curiosamente, no se tradujo) que me impresionó y me dejó un recuerdo indeleble. La música (esa melodía de trompeta triste y melancólica), Zampano, el Matto, o por supuesto Gelsomina, con esa "cabeza de repollo" que decía la versión castellana (¡y yo no sabía lo que era un repollo!), de alcachofa en la italiana, me dejaron una sed insaciable de más Fellini, lo que me llevó durante años a buscar sus films en cines, Filmoteca, televisión, VHS, DVD o
BD. Ahora tenga ya toda su filmografía en mi videoteca, salvo el episodio
Agenzia matrimoniale (que se puede ver en Youtube) y un trabajo documental para la televisión:
Fellini: A Director's Notebook.
Nada, que el 2019 será mi año Fellini.